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Suscribir con inteligencia: tecnología para controlar la concentración del riesgo

Oct 27, 2025

Los eventos climáticos extremos —como una sequía prolongada, una helada severa o lluvias torrenciales— no se comportan de forma aislada. En muchos casos, afectan regiones enteras al mismo tiempo, impactando simultáneamente a múltiples agricultores, cultivos y territorios productivos.

A este tipo de eventos se les conoce como riesgos sistémicos. Y son una de las principales razones por las cuales el seguro agropecuario necesita herramientas especializadas para controlar la exposición al riesgo.

Una de las más efectivas: los cúmulos de riesgo

Como funcionan los cúmulos de riesgo

Imagina un mapa dividido en zonas donde se concentran muchos asegurados. En esas zonas —o cúmulos— hay varios factores en común:

  • El mismo tipo de cultivo, por ejemplo, arroz o banano
  • Condiciones agroclimaticas similares
  • Una alta probabilidad de de que un mismo evento climático los afecte a todos al mismo tiempo

Un cúmulo es eso: una agrupación territorial de riesgo homogéneo, que puede generar pérdidas masivas si ocurre un evento extremo.

La existencia de estos cúmulos no es un problema en sí. Lo que sí representa un riesgo es no saber cuántos existen, dónde están y qué tan expuestos están frente a eventos como El Niño o La Niña

Algunos casos de ejemplo

En febrero de 2011, una helada devastadora azotó el estado de Sinaloa, México, con temperaturas de hasta -10 °C. Este evento extremo afectó cerca del 70% del área sembrada en el estado durante el ciclo otoño-invierno, dañando aproximadamente 584.000 hectáreas de cultivos. Las pérdidas económicas se estimaron en USD 3200 millones, siendo necesario que el gobierno tuviera que intervenir apoyando la re-siembra de más de 300.000 hectáreas.

Algo similar ocurrió con el fenómeno de La Niña en Colombia (2010–2011), que provocó lluvias excesivas e inundaciones en todo el país. Se reportaron afectaciones en 472.786 hectáreas agrícolas, equivalentes al 9.27% del total sembrado nacional en ese año. Las pérdidas económicas en cultivos transitorios y permanentes superaron los USD 400 millones de dólares, no en vano el presidente de turno indico que este evento de “la Niña había sido el carma mas grande de su gobierno”

Como se construye un cumulo de riesgo

Construir un cúmulo no es simplemente trazar un círculo en un mapa, requiere analizar información técnica de varias fuentes. Los elementos clave incluyen:

  • Amenazas climáticas históricas: ¿Qué eventos se han presentado? ¿Con qué frecuencia? ¿Cuál fue su intensidad?
  • Vulnerabilidad por tipo de cultivo: No todos los cultivos responden igual a la misma amenaza. Un banano es más sensible al viento que una caña de azúcar.
  • Distribución geográfica de la producción: Es vital saber dónde están ubicadas las siembras, cuánto abarcan y si comparten exposición con otras.

Con esto, se elaboran matrices de riesgo que relacionan amenazas y vulnerabilidades por zona y tipo de cultivo. Luego se integran capas geoespaciales con datos climáticos, hidrológicos y de uso del suelo para identificar zonas de mayor recurrencia o impacto potencial.

Cómo se gestionan los cúmulos en la práctica

Una vez definidos, los cúmulos pueden gestionarse a través de reglas de negocio que permiten limitar la exposición, hacer seguimiento y tomar decisiones informadas en tiempo real.

Estas reglas pueden incluir:

  • Límites de suscripción por zona, cultivo o canal de comercialización.
  • Pérdidas máximas probables (PML), que estiman hasta cuánto puede perderse en el peor escenario.
  • Condiciones dinámicas que se ajustan según los pronósticos estacionales (por ejemplo, activando restricciones si se detecta una alta probabilidad de evento ENSO).
  • Alertas y restricciones geográficas en tiempo real si se identifican concentraciones excesivas.

Además, los cúmulos bien gestionados permiten operar modelos descentralizados (por ejemplo, seguros vendidos por cooperativas o bancos) sin perder el control técnico del portafolio.

¿Qué aporta Innterra en este proceso?

En Innterra entendemos que la gestión del riesgo no empieza cuando ocurre un siniestro, sino desde el momento en que se analiza una solicitud de seguro.

Por eso, nuestra plataforma Inntrack permite:

  • Visualizar en tiempo real la concentración del riesgo, por cultivo, zona o amenaza.
  • Aplicar reglas de suscripción automáticas basadas en el modelo de cúmulos definido.
  • Integrar pronósticos climáticos y datos satelitales para ajustar dinámicamente la operación.
  • Generar reportes técnicos para reaseguradoras y entidades financieras que necesitan visibilidad sobre la exposición.

Todo esto hace posible una suscripción más precisa, transparente y rentable.

¿Por qué esto marca la diferencia?

Cuando las aseguradoras y reaseguradoras conocen sus cúmulos y los gestionan con datos en la mano, reduce la volatilidad de su cartera, mejora su desempeño técnico y transmite confianza a sus aliados estratégicos.

Los cúmulos de riesgo no son un problema. Son una oportunidad de gestión si se integran correctamente en el modelo operativo.