Como una de las startups ganadoras que participó en la Semana de la Agricultura Digital 2024, tuvimos la oportunidad de presenciar cómo este evento impulsa el futuro del agro. Reunió a expertos y emprendedores de Latinoamérica para abordar los desafíos y oportunidades que surgen en la digitalización agrícola. Su relevancia radica en crear un espacio de colaboración donde se comparten ideas y se promueve la innovación, asegurando que la transformación digital llegue a cada rincón del sector agropecuario.

Uno de los temas más importantes fue la necesidad de alejarse del tecnocentrismo, que pone a la tecnología en el centro sin considerar los problemas reales del campo. Se destacó que la tecnología debe ser una herramienta, no el objetivo final. Es fundamental que se adapte a las necesidades de los agricultores y no se impulse únicamente por su complejidad. Para que las soluciones funcionen, deben responder a los retos económicos, sociales y ambientales que enfrenta el agro hoy.

La accesibilidad de la digitalización fue otro punto crucial. Es indispensable que tanto pequeños como grandes productores tengan acceso a las herramientas tecnológicas. La tecnología puede ser un gran igualador, pero solo si llega a todos. En este sentido, se subrayó la importancia de cerrar la brecha digital para asegurar que los beneficios se extiendan a lo largo de toda la cadena productiva.

La colaboración entre Agtechs y agricultores fue clave. No basta con desarrollar tecnología avanzada; es vital que los agricultores participen en su creación. Cuando los usuarios finales están involucrados desde el principio, las soluciones se ajustan mejor a sus necesidades. Esto también facilita la adopción, ya que los agricultores se sienten parte del proceso y comprenden mejor cómo las herramientas pueden mejorar su producción.

La sostenibilidad también ocupó un lugar central. Las tecnologías digitales pueden ayudar a mitigar los efectos del cambio climático. Herramientas como el monitoreo climático y la predicción de eventos extremos permitirán a los agricultores prepararse mejor y optimizar el uso de sus recursos. En un mundo cada vez más afectado por el clima, estas soluciones se vuelven esenciales.

Por último, se habló de la colaboración público-privada para fomentar la innovación. La digitalización del agro no puede depender solo de iniciativas privadas; las políticas públicas deben apoyar este proceso. Se propuso que tanto el sector público como el privado trabajen juntos para financiar y desarrollar proyectos tecnológicos, asegurando que las soluciones lleguen a quienes más las necesitan.